Desde que desayuna hasta que se acuesta por la noche, la mente del niño Cáncer estará ocupada registrando lo que ve y lo que oye. Para los adultos de este mundo es difícil seguirle cuando trepa a la montaña lunar de sus sueños, o acompañarlo mientras vadea las corrientes de su imaginación luminosa. Sus emociones son intensas, coloridas y variadas, pero pese a todo muchas veces es un solitario.
Jugar con los bebés lunares puede ser divertidísimo. Son criaturas muy graciosas, de expresión extraña y ojos que hablan por sí solos. Sus facciones se mueven constantemente por efecto de la risa, la sonrisa o las lágrimas. Es interesante observar esas expresiones elásticas, pero más de una vez desearás que fuera mas fácil saber cuando se reirá y cuando se quedará mirando con esa mirada lejana mientras escucha la extraña música que oyen todos los niños lunares.
Dulce, amable y sensible. Mostrará una gran necesidad de dar y recibir cariño. Con tendencia a fluctuar de la risa al llanto, dependiendo de su subjetiva percepción de los ánimos ajenos, en especial de los de su madre. Los cambios de humor afectarán a su ritmo alimenticio y a las digestiones. Aprenderá despacio, pero difícilmente olvidará lo aprendido, hablará con franqueza y sabrá descubrir la verdad por debajo de las apariencias.
Son criaturas con muchas más necesidades emocionales que los niños Piscis. Mucho más que con ningún otro niño, con los Cáncer la influencia mas fuerte es siempre el temprano medio familiar. Desde la infancia hasta la adolescencia, los Cangrejitos se muestran tremendamente dependientes de las reacciones de sus padres y hermanos. Es posible que tu hijo lunar sea demasiado tímido para expresar sus verdaderos deseos, pero en secreto quiere que le atiendan, le mimen y le adoren.
Si en su familia y sus amigos no encuentra la atención y la aprobación que necesita, el rechazo puede aplastarlo, simplemente.
Las experiencias que tenga en su primera infancia marcarán toda su vida, más que en cualquier otro niño. Son muy dependientes emocionalmente y necesitan estar rodeados de cariño, pero también tienden a utilizar su gran sensibilidad y ese aspecto indefenso para manipular a los demás. Sin ahorrarle caricias, procura no excederte con los mimos.
El colegio ideal sería un centro con clases pequeñas en las que se diera prioridad a las relaciones humanas, donde se valorase la creatividad y donde los padres tengan un hueco para intervenir en algunas actividades. Enseguida percibirás el grado de motivación de sus maestros. Eso, y el cariño que le demuestren, se verá reflejado en sus calificaciones escolares
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